Olimpiadas Especiales, junto con la Municipalidad de La Florida, ha dado por finalizado los concursos de cuentos en los que participaron más de 700 niños, niñas y adolescentes. El cuento presentado a continuación fue escrito por la estudiante de segundo medio Annaís Muñoz, del Liceo polivalente Nuevo Amanecer de La Florida, ganadora de la tercera categoría.
Nunca más solo
¡Hola! Mi nombre es Oliver, tengo 15 años y soy un chico común, tengo pelo marrón, ojos oscuros, unos kilitos de más por la cuarentena, unas cuantas pecas en el rostro, nada fuera de lo normal. Cuando era un pequeño me diagnosticaron asperger, antes me costaba hacer amigos, ni siquiera los tenía, me sentía solo y excluido.
Un día viendo televisión en vacaciones encontré un canal que transmitía partidos de basquetbol, pasaba todo el día estudiando los movimientos de los jugadores, parecían invencibles y poderosos. A mi madre les gustó que me atrajera el deporte, así que me compró un aro y un balón de básquet, jugaba muchísimo. Luego de unas semanas ya era hora de volver a la escuela, la verdad no estaba muy emocionado, sentía que la escuela me quitaría tiempo con mi único amigo, el balón. Al entrar a la escuela, todos hablaban sobre un nuevo equipo escolar que se llamaría “Tigres”, creí que sería de fútbol pues es lo tradicional. Sin embargo, me lleve una sorpresa, ya que el nuevo equipo sería de básquetbol ¡eso era lo que tanto deseaba! Iba decidido a inscribirme en el equipo, pero de repente me vino a la cabeza un inconveniente. ¿Qué tal si me molestaban o me decían que era raro como lo hacían en mi antigua escuela?, probablemente no me iban a aceptar. Mientras en mi rostro se extinguía la ilusión se acercó un chico que me dijo -Hola amigo, ¿vienes a apuntarte a la lista? - -A eso venía, pero realmente no creo que pueda- respondí – tengo asperger y no seré un aporte- El me miró y me dijo -Mi hermano también tiene esa condición, realmente no creo que eso sea un impedimento para ti, ven aquí- Sus palabras me hicieron sentir comprendido e igual a los demás.
¡¡¡RING - RING!!! Sonó la campana de la escuela, me fui con una sonrisa de oreja a oreja hacia mi casa. Mientras llegaba vi a mi madre en nuestro jardín, así que con voz de emoción le dije que entré al equipo de básquetbol escolar. Ella quedó sorprendida, sin embargo, al contrario de lo que me esperaba, me respondió – Hijo, ¿Crees que es una buena idea? - Lo pensé un momento y dije -Mamá, entiendo que te preocupes, yo también estoy algo preocupado, pero sabes… Puedo contra cualquier cosa si cuento con tu apoyo y el de mis compañeros. En esta nueva escuela hay una excelente convivencia escolar, las diferencias que tenemos nos hacen únicos e iguales a la vez, el respeto que sentimos unos por otros nos unen. Y ahora también lo hace el deporte, ya tengo un amigo y espero tener muchos más- Mi madre dijo que estaba muy orgullosa.
Esa es mi historia, tú también puedes vencer tus miedos para hacer lo que te gusta y para lograr que otros se sientan valiosos. Recuerda tratar a los demás como te gustaría que a ti te trataran, y que la buena convivencia escolar la hacemos entre todos.
¿Te gustó este cuento? ¡Entonces no te puedes perder a los otros ganadores que se subirán a la página web!
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